El Gran Palacio del Kremlin en su aspecto actual data desde el periodo de 1838–1850, fue erigido por iniciativa de Nicolás I entre 1838 y 1850, en el mismo lugar del antiguo edificio del gran palacio del príncipe Iván III de Moscú, del siglo XV, y del palacio de la emperatriz Isabel I, del siglo XVIII. La proyección y la construcción fueron realizadas por el grupo de arquitectos: N.I. Chichagov, V.A. Bakarev, F.F. Rijter, P.A. Guerasimov, F.G. Solntsev y otros bajo la dirección del famoso arquitecto Konstantin Thon.
Tiene 125 metros de largo, la altura es de 44 m, posee 700 salas, incluidos varios aposentos antiguos de los zares: la Cámara de las Facetas, la Cámara Dorada de la Zarina, el Palacio de los Terems, las iglesias palaciegas.
Su fachada principal da al río Moscova. Visto desde el exterior, el palacio parece tener tres pisos, pero sólo tiene dos. Lo que ocurre es que el segundo piso tiene dos filas de ventanas arqueadas (igual como en terems rusos del siglo XVII). Todos los interiores palaciegos del siglo XIX están bien conservados. En su ornamento se encuentran los elementos de varios estilos del barroco y del clasicismo. Para la decoración de los interiores invitaron a los destacados pintores y escultores. Según sus esbozos y esquemas se realizaban los muebles de estilo, espléndidas porcelanas, arañas de cristal, relojes inimitables por la maestría y muchos otros objetos de la decoración palaciega confeccionados en famosas fábricas, empresas y talleres de Rusia.
Las salas para la recepciones ocupan toda la segunda planta del Gran Palacio del Kremlin. Las grandes salas son: la de San Jorge (de 61 m de longitud, 17,5 m de altura y 20,5 m de ancho, la más grande entre las salas de recepciones), la de San Vladimir, la de San Andrés, la de San Alejandro y la de Santa Сatalina. Sus nombres corresponden a las condecoraciones rusas de antes de la revolución, los elementos de las cuales están incluidos como adorno modelado de cada sala y en la tapicería de los muebles, estilizada a los tonos de la banda de las órdenes. Por ejemplo, la sala de San Vladimir debe su nombre a la Orden de San Vladimir instituida en 1782 por la zarina Catalina II. Esta sala reúne el palacio del siglo XIX con los antiguos edificios de los siglos XV–XVII.
La decoración de la sala de San Jorge está consagrada a la gloria militar rusa. A lo largo de las paredes se alinean columnas y en cada una de ellas reposa una estatua alegórica, encarnación de la victoria de las armas rusas. La bóveda semicircular de la sala, con abundantes molduras se apoya en gruesos pilones. En los nichos que hay entre los pilones se ven placas de mármol en las que aparecen escritos con letras de oro los nombres de los héroes y las unidades militares que se cubrieron de gloria en los combates. Es precisamente en la sala de San Jorge donde se celebran recepciones solemnes y se organizan festejos en honor a los veteranos de la Gran Guerra Patria, entre otros eventos.
Entre 1933 y 1934, las salas de recepciones de San Alejandro y la de San Andrés fueron reconstruidas y destinadas para las salas del consejo supremo de las sesiones de la otrora URSS, perdiendo de esta manera por muchos años la magnificencia de sus interiores. Entre los años 1994 y 1998, por orden del presidente de la Federación rusa, las salas del Gran Palacio del Kremlin fueron nuevamente habilitadas para cumplir con su propósito original.
En la actualidad, el Gran Palacio del Kremlin sigue siendo uno de los centros más importantes de la vida estatal de Rusia.